El orgasmo es una sensación de placer intenso asociada a un reflejo muscular y provocado fundamentalmente por la estimulación del clítoris en la mujer y del pene en el hombre.
Cada persona puede sentirlo de una forma diferente y su intensidad puede variar mucho en función de cada situación y de multitud de variables tanto internas como externas.
FISIOLOGÍA
Fisiológicamente el orgasmo es un reflejo producido por la liberación de la tensión muscular durante las fases de excitación y meseta.
Esta liberación tiene forma de varias contracciones musculares rítmicas en forma de pulsos que van acompañados por oleadas de placer. Aunque el efecto principal se centra en la zona pubocoxígea, la sensación de placer se extiende por todo el cuerpo.
Al tratarse de un reflejo, es incontrolable una vez que se ha desatado. Esta falta de control suele ser percibida como un sentimiento de abandono (en el sentido de dejarse llevar por las sensaciones) e incluso de pérdida momentánea del sentido de la realidad.
En ocasiones, se dan ocurrencias incontroladas de respiración alterada, movimientos compulsivos o estremecimientos.
REVERSIVILIDAD
A diferencia del orgasmo, las fases de excitación y de meseta son reversibles, esto es, es posible volver a un estado de reposo total sin haber llegado al orgasmo. Esto ocurre si cesa la estimulación o por ocurrencias como interrupciones externas, dolor durante la excitación o problemas psicológicos (miedos, pérdida de control, pensamientos obsesivos, etc.).
MORFOLOGÍA
Son variables el número de contracciones, su duración, su cadencia y el nivel de placer subjetivo asociado.
Es escaso el porcentaje de mujeres capaces de mantener un estado de orgasmo más continuado o de repetir la fase varias veces de forma consecutiva (multiorgasmo).
RESOLUCIÓN
Inmediatamente después del orgasmo, se puede producir un rechazo a nuevas estimulaciones. Incluso puede aparecer dolor en el clítoris, la vagina, el pene, los testículos y/o los pezones si intentan ser estimulados durante la fase de resolución.
Es preciso un periodo de varios minutos de reposo para recuperarse de este estado refractario.
Tras el orgasmo, durante la fase de resolución, la relajación y la vuelta a los niveles previos a la excitación son diferentes entre el hombre y la mujer. En la mujer los cambios se producen de forma lenta y pausada durante varios minutos. En el hombre se produce con mucha más rapidez -en pocos segundos- acompañada de una pérdida repentina de la erección.
El orgasmo es la liberación de la tensión conseguida durante la excitación y la meseta. En caso de no producirse, esta tensión puede tardar algún tiempo en desaparecer, pero lo hace sin ningún problema, ni consecuencias negativas.
CAUSAS DESENCADENANTES
El orgasmo puede tener lugar como consecuencia de cualquier excitación, desde las caricias hasta la masturbación, sin necesidad de penetración.
De hecho, el orgasmo en la mujer se produce preferentemente por la estimulación del clítoris directa o indirecta (a través de los movimientos del pene dentro de la vagina). Aunque algunas mujeres la consideran altamente excitante, la penetración no solo no es imprescindible sino que –fisiológicamente- por sí misma no suele producir orgasmo en la mujer.
Como en el resto de las fases, existen muchas diferencias de morfología y de sensaciones no solo entre una persona y otra, sino en la relación de una misma persona con diferentes parejas, e incluso dentro de la misma pareja en diferentes momentos.
Hay muchas variables que influyen en la consecución de una relación sexual satisfactoria y no siempre se consigue en su totalidad.
En el caso del hombre, se considera que la eyaculación es imprescindible para el orgasmo placentero, aunque en casos raros pueden darse eyaculaciones sin orgasmo (anorgásmicas).
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